19 dic 2007

Las razones de Ricardo

«Mas yo, que para juegos galantes no estoy hecho,
ni para cortejar a un espejo amoroso;
yo, que estoy mal acuñado, sin majestad de amor
para contonearme ante bellezas cimbreantes;
yo, privado de figura y proporción,
burlado en apostura por falaz naturaleza,
deforme, inacabado, traído a medio hacer
antes de este tiempo a este mundo vivo,
y tan tosco y mal trazado que los perros
me ladran cuando paso renqueando;
yo, en fin, en este tiempo plácido de paz
no tengo más fruición que el pasatiempo
de ver mi propia sombra bajo el sol
y disertar sobre mis deformidades.
Por eso, al no poder como un enamorado
recrearme en estos días tan melifluos,
he decidido que seré un malvado
y que odiaré los vanos placeres de estos días.
He urdido tramas, siniestros preámbulos,
con sueños, libelos y ebrias profecías,
para que mi hermano Clarence y el monarca
se enfrenten con odio mortal el uno al otro;
y si el rey Eduardo es tan íntegro y tan puro
cual yo ladino, falso y traicionero,
a Clarence meterán hoy en la jaula,
pues será G, como está profetizado,
el que asesine a los hijos de Eduardo.
Escondeos, pensamientos; llega Clarence.»

Ricardo III, Acto I, Escena I
William Shakespeare
Traducción de Ángel-Luis Pujante (el original aquí)

(Prefiero la de Valverde, pero la perdí en cierta mudanza)

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